Giusti Wine, el regreso a la tierra de Gildo.

Hay historias intemporales que cuentan el valor de hombres y mujeres italianos y su amor por la tierra natal. Italia es un país que siempre deja raíces vivas en profundidad e inspira el deseo de un regreso a todos aquellos que la han dejado. Es la historia de una familia como muchas otras en el Véneto desde finales del siglo XIX hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Un éxodo que afectó a generaciones de mujeres y hombres trabajadores, y un deseo de redención en tierras lejanas como pequeños humildes “conquistadores” de una dignidad perdida.

La historia de Ermenegildo Giusti es la que une a muchos venecianos y muchos italianos expatriados a otros continentes. Su continente será América del Norte, el Canadá en particular. Allí se convertirá con los años, pasando por sacrificios pero también muchos éxitos, en uno de los empresarios más consolidados en el campo de la edificación, líder en la construcción en la costa oeste americana. Un imperio sólido y de gran perspectiva que aún hoy tiene un gran prestigio. Gildo, como lo llaman aún hoy en sus tierras, nunca rompió el cordón umbilical que lo mantenía profundamente ligado a su Nervesa della Battaglia.

Sus raíces eran aún tan profundamente vitales que el sueño de un regreso siempre ha sido un punto fijo en su vida. Salió de una tierra martillada por dos guerras devastadoras, especialmente la Primera, que tiñó de rojo sangre su Montello y las llanuras del Piave. Ermenegildo siempre había deseado llevar a casa los beneficios de su éxito, para reanimar la tierra madre. El agradecimiento es el término más adecuado para una figura de gran personalidad, humanidad y sensibilidad.

El regreso a Nervesa della Battaglia, entre las colinas de Montello, en la provincia de Treviso, será un evento que marcará profundamente su territorio y a la gente que lo ha habitado. Ermenegildo no regresa como conquistador, sino como un humilde hijo y hermano de un pueblo aún sufriente. En 2004, de hecho, cuando abre su nueva bodega, Giusti Wine, en un pueblo entre las Tenute Rosalia y Rolando, Nervesa della Battaglia es golpeada por una fuerte crisis industrial que deja a numerosas familias sin trabajo. Por eso decide iniciar un programa de inversiones en el territorio que devolverá un poco de luz y esperanza. La misma esperanza que cincuenta años antes estaba buscando al aterrizar en suelo canadiense. Cada mujer u hombre de Nervesa vuelve a convertirse en su familia y su principal misión, su agradecimiento, su testamento de una existencia que no olvida las profundas raíces de un pueblo.

Después de los primeros dos hectáreas adquiridos en 2004, hoy la propiedad llega a contar con un centenar de hectáreas. Además, Ermenegildo ya ha iniciado los trabajos para la planificación y realización de una de las bodegas más fascinantes que podremos ver en el Véneto con un concepto de sostenibilidad e integración arquitectónica con el paisaje que marcará tendencia a nivel internacional. Su amor y dedicación al territorio lo lleva a invertir, no solo en proyectos empresariales vitivinícolas, sino también en la valoración y el recupero de joyas de la historia y cultura del Montello.

En particular, la compra y la restauración del Eremitorio de San Girolamo y el salvamento de la Abadía Benedictina de Nervesa, destruida en la Primera Guerra Mundial durante las batallas del Piave: un lugar donde Monseñor Giovanni Della Casa escribió el Galateo. Sobre la tierra roja típica de estas colinas finalmente construyó dos nuevas y hermosas casas rurales abiertas a turistas y visitantes.

Ermenegildo ha querido invertir mucho en la producción de su vino preferido, aquel que le recuerda la infancia y la historia de su familia, el Prosecco. Su padre Augusto, nacido en Viessieux, Francia, producía vino como la familia de su esposa, la señora Maria Vittoria, que desde 1945 estaba activa en el cultivo de las variedades de uva típicas de la zona: glera, bianchetta, verdiso. Hoy el Prosecco producido por las Cantine Giusti Wine ha alcanzado niveles de calidad muy altos y el prestigio está obteniendo grandes éxitos a nivel internacional y reconocimientos de los más importantes profesionales del sector.

Cuando se saborea un Prosecco Giusti Wine, no es solo una experiencia sensorial la que se enfrenta, sino la aventura de una vida y de un binomio ancestral nunca consumado, entre la tierra y el hombre.

Bernardo Pasquali