Cuando se habla de cocina piemontesa, é imposible no evocar la Bagna Cauda, una de las preparaciones más icónicas y sociales de la tradición campesina. Intensa, envolvente, auténtica: la Bagna Cauda no é solo una receta, sino un ritual colectivo que cuenta el Piemonte más profundo. Descubramos sus orígenes, la preparación y alguna curiosidad que quizá no conoces.
La Bagna Cauda (literalmente "salsa caliente") nace en las Langhe y en el Monferrato, tierras de vino y trufas en el corazón del Piemonte. Era, y sigue siendo, el plato convivial por excelencia: se come juntos, sentados alrededor de la mesa, sumergiendo vegetales crudos o cocidos en una cacerola compartida.
La preparación tradicional incluye muy pocos ingredientes, pero de gran caracter:
Anchoas en salmuera, desaladas con cuidado
Ajo en abundancia, retirado del alma para hacerlo más digestible
Aceite de oliva virgen extra de excelente calidad
Todos los ingredientes se cocinan a fuego lento para crear una salsa caliente, sabrosa y aromática. Algunas variantes locales añaden una nuez de mantequilla o un chorrito de nata para suavizar el sabor.
Tradicionalmente se sirve en pequeñas "fujot" (calentadores de terracota) calentados con una vela o una llama debajo, para mantener la salsa fluida durante toda la cena.
Aunque es un plato símbolo de las zonas collinarias del Piemonte, la Bagna Cauda tiene como ingrediente principal las anchoas, un pescado conservado que llegaba de los puertos lígures a lo largo de las rutas de la sal. Un ejemplo perfecto de cocina de frontera.
La Bagna Cauda se consumía tradicionalmente al final de la vendimia, como premio por el arduo trabajo en los viñedos. Era un momento de fiesta, abundancia y unión.
Para quienes no aman el ajo o tienen problemas de digestibilidad, existe una variante llamada "hereje" que reduce drásticamente la cantidad o lo elimina por completo, sin perder el alma sabrosa de la salsa.
Cada año en Asti se celebra el Bagna Cauda Day: un evento dedicado enteramente a este plato, con restaurantes y osterías que proponen la receta en mil variantes, desde la clásica hasta interpretaciones modernas.
Comer Bagna Cauda es un acto convivial sin rodeos: el aroma persistente del ajo requiere complicidad. Se come en compañía de quienes realmente amas... o con quienes ya tienes mucha confianza!
Si no tienes ganas de intentar prepararla y quieres compartirla con tus amigos, prueba la Bagna Cauda preparada por uno de nuestros productores!
Si amas la Bagna Cauda, aquí tienes cinco preparaciones italianas que comparten su alma convivial, su base a base de ajo o la tradición campesina.
Típica de la Valle de Aosta, es una crema caliente a base de quesos fundidos (fontina principalmente), servida en una olla común y acompañada de pan o verduras. Al igual que la Bagna Cauda, es un plato para compartir.
Comparte con la Bagna Cauda el uso del ajo y la origen lígure de las anchoas. Ambos cuentan la cultura gastronómica ligure-piemontesa.
Una preparación rústica que realza el ajo, protagonista también en la Bagna Cauda. Similar en simplicidad y en el vínculo con el territorio.
A base de perejil, anchoas, ajo y vinagre: utilizada para acompañar carnes hervidas, evoca la salinidad de la Bagna Cauda y su función de condimento.
Otra salsa piemontesa, a base de tomate, ajo, pimiento y anchoas. Se sirve fría, pero comparte las raíces campesinas y el alma intensa de la Bagna Cauda.
Pocas preparaciones cuentan la Italia auténtica como la Bagna Cauda. Un plato simple, pero rico en significado: habla de estaciones, de amistad, de trabajo y de pausas compartidas. Un pequeño rito que une y que, una vez probado, no se olvida jamás.
Ya sea degustada en las Langhe, en una trattoria astigiana o en casa con verdaderos amigos, la Bagna Cauda se mantiene como un himno a la convivialidad más sincera de nuestra cultura gastronómica.
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