Para los amantes de la parrilla, no es fácil encontrar combinaciones ideales con salsas y cremas, que puedan elevar la bondad de carne, pescado, verduras y quesos. En resumen, es como los apasionados del café que nunca usan azúcar. Claro, sin embargo, también se puede divertir en la mesa y salir de “tontos” demasiado rígidos. El uso de las salsas es una oportunidad, antes que una necesidad. Pero, se sabe, estudios americanos hace algunos años demostraron cómo la falta de afectividad en las personas de este inicio de siglo es reemplazada por el consumo de productos cada vez más cremosos y cariñosos al paladar.
En primer lugar, la diferencia entre salsas y cremas es que las primeras son potenciadores de un alimento, las otras son verdaderos concentrados de verduras que han sido cuidadas, cortadas, reducidas a crema. Las salsas, por lo tanto, deben usarse principalmente para todos esos quesos a la parrilla que no sean ya demasiado salados o sabrosos. Por ejemplo, scamorze no ahumadas, provole dulces, pecorinos poco curados, Monte Veronese DOP dulce. Las cremas, en cambio, a veces tienen el efecto contrario, es decir, atenuar la salinidad de ciertos quesos a la parrilla. Por ejemplo, las cremas de alcachofa, de espárrago, de puerro. Estas son excelentes para combinar con Bitto dop a la parrilla, Caciocavallo semicurado, Ragusano DOP semicurado, caciotte con pimienta o al chile, etc. Les recomendamos usar las cremas siempre cerca del queso y no encima del queso. Dejemos que sea el comensal quien decida cómo y cuánto producto vale la pena combinar con el queso a la parrilla.
La crema de Topinambur es excelente, por ejemplo, con unos tomini de cabra a la parrilla, la crema de radicchio rojo es agradable con quesos a la parrilla que expresen al máximo su sensación dulce. Quesos de curación media y de leche cruda. Por ejemplo, un buen tomino de Robiola di Roccaverano DOP fresca. Prueben rellenar cubos de Provolone Valpadana DOP con crema de calabacín o con crema de puerro.
En cuanto a las cremas, lógicamente deben usarse siempre con moderación para no quitar toda la bondad del queso. Pero es la mejor manera de “jugar” con los sabores y dar una nota de vitalidad y placer a su cena o almuerzo de verano.
Bernardo Pasquali
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