Vito Perricone y Carmela Cascio: Sicilia con sus naranjas.

Si el sol deja de calentarnos, aquí la Sicilia nos cubre nuevamente de colores vibrantes. Son los del amarillo, el rojo y el naranja. Son los colores de las llanuras y colinas que están detrás de los pueblos de Lentini, Carlentini, justo fuera de Catania. Son los colores de las tierras de Ribera que bajan hasta el mar y suben por los valles que llevan a Caltabellotta y Villafranca Sicula. Hablamos del néctar de Italia, el alma jugosa de nuestro país: las naranjas de Ribera.

En este contexto extraordinario que el mundo nos envidia, surge una pequeña realidad agrícola que hemos elegido con cuidado y que desde hace algunos años acompañamos en la venta de sus naranjas. Está dirigida por una pareja de esposos enamorados de su tierra: Vito Perricone y Carmela Cascio son dos personas sencillas y orgullosas de sus orígenes. Su casa es elegante como lo son ellos, en los modos, en los gestos, en las palabras amables que nunca faltan. Y, sin embargo, hay una pasión que solo los sicilianos poseen, la que proviene de la cultura griega. Un amigo de Caltanissetta me decía: “aquí la tragedia griega nunca ha visto el final, forma parte de nuestro ADN. O lloras o ríes. A nosotros no nos gustan las medidas intermedias”. Vito y Carmela son así y se puede apreciar en esta su aventura de agricultores dedicados al cultivo de naranjos.

Cuando llamé a Vito Perricone para preguntarle si la temporada de naranjas había comenzado, él me respondió con gran determinación. “¡Sí, claro! ¿Pero cómo!? ¡Nosotros ya hemos comenzado! ¿No?” Era como si hubiéramos llegado tarde y él ya nos estuviera esperando desde hace un tiempo. Este entusiasmo siempre lo transmite cuando lo escuchamos telefónicamente. Para mí, que también he tenido el placer de pasar más de un encuentro en su tierra, fue una emoción verlo caminar entre naranjos, limones, cidras y las colmenas de las abejas negras.

Las naranjas de la Azienda Cascio Carmela son extraordinarias y su naranjal goza de una ubicación geomorfológica y de una posición geoclimática verdaderamente perfectas: al final del largo valle verde que parte de Ribera hacia el mar y sube hasta el cruce entre Caltabellotta y Villafranca Sicula. El naranjal es completamente biólogo y lo ha sido desde siempre. Se encuentra situado al este del valle ascendiendo hacia Villafranca Sicula y está dominado por el espolón de Caltabellotta. Un pueblo que es un milagro, en una posición escenográfica emocionante. Desde allí, en lo alto, aferrado a la roca, el antiguo pueblo de piedra de Caltabellotta observa plácidamente el valle y sus naranjales. También el de Vito y Carmela. Las naranjas son de la especie Washington Navel que, comúnmente, se conocen como las Naveline. ¡Son las que tienen ombligo!

En Ribera son DOP y representan una de las certificaciones sicilianas más prestigiosas. Vito las recoge con guantes de látex para no afectar la limpieza y naturalidad de las cáscaras. Cáscaras que son gruesas, ricas en aceites esenciales, ideales para la producción de confites suaves y cremosos. Vito las recoge personalmente fresquísimas cuando son reservadas. Y quizás también te sorprenda, poniendo dentro algo más bueno de su “huerto” como lo llaman aquí.

Además de las naranjas, hay también árboles de limones interdonati o verdelli, pomelos, mandarinas, cidras. En resumen, siempre piensa en un detalle y es una sorpresa cada vez que abres uno de sus paquetes. Pero el regalo más grande, al abrir la caja de naranjas, es su aroma que se desprende por toda la casa. Una sensación de placer cítrico que no tiene igual.

Entonces, queridos amigos, las naranjas de Ribera DOP de Vito Perricone están en plena producción y no podemos perdérnoslas. Olvídense de las vacunas antigripales y suplementos vitamínicos. Exprímanlas bien y bébanse el jugo a diario. Además de regalarse un placer y un sabor, se regalarán años de vida y refuerzos inmunitarios insospechados. Sobre todo vivirán una verdadera experiencia de bilocación: físicamente estarán en su casa, pero efectivamente estarán caminando arriba y abajo por el naranjal de Vito.

Bernardo Pasquali

S&M