El Adige puede ser considerado como el Nilo de Veronese ya que ha favorecido el desarrollo cultural de todo el territorio escaligero, gracias al aporte hídrico garantizado a lo largo de los siglos y al timbre aluvial regalado a la tierra.
Gracias a la arenosidad de los terrenos que bordean el río y al suelo magro debido al elevado drenaje, el cultivo del espárrago ha encontrado aquí un terreno particularmente favorable para plantar sus raíces, que sufren el exceso de agua. Este elemento, junto con el microclima templado garantizado también por el Adige y a la especialización que los agricultores han sabido desarrollar poco a poco, han dado vida a lo que hoy a todos los efectos se puede considerar una verdadera tipicidad agroalimentaria veronesa, es decir, el espárrago de Verona, para la tutela del cual hace alrededor de veinte años también nació el consorcio homónimo de valorización. Una larga historia resumida en un producto emblemático de la evolución rural de las tierras del Adige, que no muestra signos de desaceleración, más bien, ahora se apunta a un reconocimiento adicional de tutela (dop o igp) que permita a este producto consolidar aún más su calidad en el mercado.
Además de desde el punto de vista territorial e histórico, el espárrago es un producto ejemplar también en el ámbito nutritivo, siendo rico en fibras vegetales, sales minerales, ácido fólico y vitaminas es un remedio para la depuración de nuestro organismo. ¿Un consejo sobre cómo degustarlo mejor? En el período primaveral, cuando el espárrago está en plena temporada, un buen plato de espárragos y huevos es ideal para almorzar de manera ligera y saludable. Si además queremos combinarlo con una buena copa de vino, en nuestro blog puedes encontrar excelentes consejos en el artículo dedicado a los vinos adecuados para los espárragos.
¿Tienes curiosidad por descubrir este viaje en las tipicidades veronesas? Echa un vistazo a mi historia.
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