Faltan ya 5 semanas para Navidad, el tiempo apremia, así que hay que adelantarse con los preparativos. Empiezo por el final, con el postre, porque soy muy dulcera.
Soy milanesa de adopción desde hace muchos años, pero mi corazón late un poco más fuerte por el dulce veronés, el Pandoro. Les recomendaría el de la empresa “Principe” que se llama “Tutto Burro”, de hecho, transmite la idea y crea felicidad.
Una suave degustación que huele a mantequilla y vainilla, acompañada al gusto con una crema inglesa, siempre en el mismo tono, tendiendo al oro… ¿y qué combinamos?
Elegiría un vino de la misma región, producido por un joven viticultor, Filippo Bottacini. Su misión es producir vinos de terroir de los que se pueda saborear también su originalidad. Producido a partir de uvas Trebbiana en pureza, ha sido envejecido en barricas durante 12 meses.
En la nariz muestra una gran complejidad, emergen aromas de fruta amarilla en mermelada, miel, cítricos confitados, frutos secos como almendras tostadas.
En boca, descubrimos un gran equilibrio entre dulzura, acidez y salinidad, con un final largo y agradable.
Cuando finalmente se prueba todo junto, se nota una gran armonía que es digna de Navidad.
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