Diferencia entre miel de néctar y miel de melaza.

¿Alguna vez te ha pasado tomar un tarro de melaza? ¿Has pensado que no se trataba de miel de néctar o lo has tomado como tal? La laboriosidad de las abejas te dejará sorprendido cuando entiendas que ambas cosas son claramente diferentes, y sin embargo, ambas de alto valor. La miel puede ser obtenida del néctar de las flores o de la melaza, y en ambos casos existen abejas recolectoras, abejas obreras y abejas ventiladoras.
 

Las abejas recolectoras son aquellas que dejan la colmena y se dirigen hacia flores y plantas para abastecerse de néctar. Con su pequeña probóscide recogen de las flores melíferas sustancias como por ejemplo sacarosa, glucosa, fructosa y agua. Una solución particularmente líquida que se establece en una parte de su cuerpecito llamada ingluvie o bolsa melaria. Cuando la abeja recolectora la llena completamente, regresa cargada a la colmena y aquí regurgita todo. En este punto intervienen las abejas obreras internas de la colmena que reintroducen el néctar regurgitado y lo digieren durante aproximadamente treinta minutos. Después de esta fase, donde las enzimas reducen todos los azúcares complejos a fructosa y glucosa, las abejas obreras regurgitan nuevamente el líquido en las celdas hexagonales típicas. En este punto debe ocurrir la deshidratación para favorecer la maduración y conservación de la miel terminada. Para esta fase intervienen las abejas ventiladoras que con sus alas crean corrientes de aire que fijan el producto en las celdas, haciéndolo denso como lo conocemos nosotros.
 

En el caso de la miel de melaza, las abejas recolectoras ya no se alimentan del néctar de las flores, sino de una secreción de ciertos insectos llamados homópteros y, en particular, de la Metcalfa, que, después de haber ingerido su alimento, lo transforman en fuente de nitrógeno y el resto del agua y el exceso de azúcares son expulsados en forma de gotitas que se adhieren a estructuras vegetales como hojas, ramas, cortezas, etcétera. En este caso, las abejas recolectoras recogen estas gotitas azucaradas y se alimentan de ellas, además de llenar su bolsa melaria. El proceso, posteriormente, continúa como en el caso de la miel de néctar floral. El producto final es más oscuro, menos dulce que la miel de néctar, pero más rico en elementos nutritivos y nutracéuticos. En particular, la miel de melaza es especialmente rica en hierro y, en menor cantidad pero significativa, en calcio, magnesio, sodio y potasio.
 

La laboriosidad y la organización de las abejas es asombrosa. Son pequeños seres indispensables para nuestro planeta. Es cierto que el sentido de nuestra vida está en las pequeñas cosas.
 

Bernardo Pasquali

S&M