Con la llegada del otoño, las membrillos se convierten en protagonistas de las delicias otoñales.
Ya hemos explorado el mundo de las manzanas y de la tarta de manzana, un dulce clásico y amado, pero ahora es el momento de dirigir nuestra atención hacia otra delicia: la membrillada.
La membrillada es una mermelada densa, un verdadero himno a la dulzura, que puede ser disfrutada untada en una rebanada de pan o utilizada para crear otros dulces.
La historia de la membrillada tiene raíces en la tradición culinaria italiana, remontándose a siglos atrás.
Los membrillos, parientes cercanos de las manzanas, eran conocidos por los antiguos romanos y griegos por sus propiedades aromáticas y terapéuticas. Es en la Edad Media que la membrillada comienza a ganar popularidad como mermelada e ingrediente para dulces.
Inicialmente, la preparación de la membrillada requería largas horas de cocción lenta y paciente, pero el resultado era un concentrado de sabor y aroma. Esta mermelada se convirtió en un símbolo de generosidad y hospitalidad en las mesas italianas, a menudo ofrecida a los huéspedes en ocasiones especiales.
La producción de la membrillada está extendida en muchas regiones italianas, pero tiene algunas variantes regionales que enriquecen la diversidad de sabores y texturas. Por ejemplo, en algunas partes de la Sicilia, la membrillada se prepara con la adición de almendras o nueces, dándole una agradable crocancia.
En otras regiones, la membrillada se aromatiza con canela o vainilla, añadiendo un toque de dulzura y especias.
Hoy, la membrillada - aquí está el enlace a la de Andrini - sigue ocupando un lugar especial en la cocina italiana. Su producción artesanal sigue estando muy extendida, manteniendo vivas las antiguas tradiciones de preparación.
También es posible encontrarla en el comercio, lista para ser disfrutada por cualquiera que desee saborear un poco de historia y autenticidad culinaria italiana. La membrillada es mucho más que una simple mermelada; es un viaje en el tiempo a través de la historia y la tradición culinaria de nuestro país.
Ya sea que se disfrute simplemente en una rebanada de pan o se use para crear dulces únicos, la membrillada te envolverá en un abrazo de dulzura y nostalgia por las cocinas de antaño.
Angela Cordioli
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