El
miel de diente de león es la primera
miel que se recoge en primavera, en el mes de abril. Su producción requiere esfuerzo y concentración por parte del apicultor debido a su precocidad. De hecho, las colmenas en los primeros meses primaverales no tienen la máxima operatividad y es necesario controlar y calibrar repetidamente el grado de humedad de la miel. Tiene una
consistencia cristalizada, suave y cremosa. Es de color ámbar y bajo el sol presenta reflejos amarillos. Con pasión y amor, la
Apicultura Fiore del Moso se encarga de su procesamiento en zonas alpinas ideales para las mieles florales de montaña.
La combinación entre miel y
queso es muy común y apreciada. Las combinaciones más famosas se dividen en dos grandes categorías:
miel dulce y queso picante o
miel amargosa y queso dulce, según el principio de la “
contraposición”. El
miel de diente de león, considerando su sabor intenso, se puede probar junto con un queso de oveja de maduración media.
Es perfecto con el
Pecorino de Pienza semi-curado rojo, cuya maduración es de dos meses y tiene un sabor dulce,
ligeramente picante. La cristalización del miel de diente de león ayuda a aportar frescura a un paladar embriagado de sabor. Puedes terminar la degustación con un vino tinto robusto como el Chianti de Reserva.
Te sorprenderá con una explosión de sabor su degustación a cuchara. También se puede untar sobre una rebanada de pan o sobre una galleta tostada para un desayuno enérgico. Ideal para usar como edulcorante para infusiones de manzanilla, gracias a su sabor herbáceo o para compensar el sabor amargo de infusiones desintoxicantes o depurativas. Es útil para desinfectar las vías respiratorias superiores y para prevenir la tos y el dolor de garganta.
Para alegrar tus cenas o para endulzar las tardes, ten en la despensa el miel de diente de león.
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