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En los ojos de Giampiero se lee una luz particular cuando comienza a hablar de sus abejas. Siciliano de San Cataldo en la provincia de Caltanissetta, Giampiero cría a sus pequeñas obreras entre las colinas del centro de la tierra del sol, del mar y del viento. Sí, la Sicilia más ancestral y rural, la del interior donde los vientos se mezclan. Aquellos cálidos y densos de salinidad que llegan de las costas agrigentinas y aquellos más fríos que descienden del norte, de las Madonie.
Una tierra ocre donde surgen olivos entre las rocas salientes y aflorantes. Prados ricos de Borraja, Altramuz, Tomillo y la extraordinaria Zanahoria Silvestre que Giampiero considera ser la verdadera flor blanca distintiva de la calidad de sus mieles.
Apicultura Giampiero Lombardo entre miel, pasión y amor por la naturaleza
Comienza en 2004 su aventura con las abejas y con una sola colmena. Una pasión que con el tiempo se ha convertido en una verdadera y propia actividad laboral. Una miel extraordinaria, única, que mezcla dulzura y floralidad con salinidad y placeres exóticos.
Un producto alabado también por grandes productores italianos que lo desearían para mejorar su producto. Pero Giampiero nunca ha aceptado mezclar su néctar tan precioso. Su respeto por las abejas es un amor puro hacia la naturaleza que lo ha acogido. Un grito de gratitud dirigido a su amada Sicilia