Azienda Agricola Monzio Compagnoni

Un poco más que veinteañero Marcello Monzio Compagnoni en 1987 fundó su bodega en Cenate di Sotto, en la provincia de Bérgamo; aquella que todavía hoy permanece como un ejemplo de funcionalidad combinada con estética e impacto ambiental. Desde las primeras uvas recolectadas debutaron, con la añada 1989, los Valcalepio del Colle della Luna, una marca que se hizo notar inmediatamente por la ola de novedad que llevaba al territorio. Posteriormente, el primado se replicó y amplificó, entre 1990 y 1991, con los vinos afinados en barrica, las reservas del Bianco di Luna (chardonnay en pureza), del corte bordolés bautizado Rosso di Luna, del Rosso di Nero (pinot negro en pureza) y del Moscato di Scanzo. Son los años de los primeros éxitos que marcaron el crecimiento de la bodega.

 

La historia de la Empresa Agrícola Monzio Compagnoni
 

En la primera mitad de los años '90, la empresa familiar conoció un momento de dificultad financiera, por lo que Marcello Monzio Compagnoni tuvo que ingeniárselas para dar continuidad a su proyecto. En 1994 recuperó en alquiler su primera bodega, alienada en el interín para hacer frente a los compromisos económicos familiares, pero no duró mucho. Al año siguiente, impulsado por el deseo de abrir un nuevo capítulo, firmó un contrato de alquiler al otro lado del Oglio, en Franciacorta, para adquirir la Barone Montidella, un nombre histórico de la viticultura de esta tierra. La bodega se encontraba en completo deterioro y necesitaba de numerosas intervenciones. Poco tiempo después acogió las primeras uvas de la cosecha 1995 y en el mismo periodo también alquiló la bodega en la Cascina Donnecco de Scanzorosciate, aún hoy el corazón productivo en Valcalepio. A la llegada del tercer milenio, Marcello adquirió también una vieja cascina que luego transformó en una bodega funcional perfectamente integrada en el territorio franciacortino, también gracias a Donato Lanati y su laboratorio Enosis, verdadera base científica del crecimiento enológico de la empresa. Entre medias está el río Oglio, pero por un extraño destino del caso, solo una consonante ha terminado por distinguir dos de las localidades símbolo de la historia empresarial: la cascina Loneto de Adro en Franciacorta, sede de la actual bodega, y la Madonna di Loreto en Cenate Sotto en Valcalepio, el viñedo del debut en el mundo del vino. Territorios colindantes, cierto, y sin embargo muy diferentes tanto desde el punto de vista pedológico como desde el de la historia y la tradición vitivinícola. 

 

Los espumantes de Franciacorta docg son todos millesimati (37 meses de elaboración) y están obteniendo grandes reconocimientos incluso a nivel internacional. Desde los blancos elegantes y los rosados generosos de Valcalepio hasta los renombrados vinos y espumantes de fermentación en botella de Franciacorta, redescubriendo las más nobles tradiciones enológicas de Lombardía. Dos unidades productivas con una sola alma bajo la insignia de la clase unida a la fuerza. Desde el refinado “Ronco della Seta” hasta el gran “Rosso di Nero” pasando por las dulzuras del “Don Quijote”, raro Moscato di Scanzo Passito.