Caseificio Facchini Walter

Quesería Facchini Walter: 40 años de calidad y autenticidad

La empresa se encuentra dentro del Parque del Monte Cucco, en un territorio inmaculado y rico en entornos sugerentes y fascinantes, donde a menudo la historia del hombre se entrelaza con la del paisaje natural. Con una elaboración predominantemente artesanal, los productos Facchini se distinguen por la excelente calidad y autenticidad de las materias primas, llevando a la mesa los antiguos sabores, delicados y naturales. La quesería é activa desde 1984 y se ha destacado desde un principio por la producción propia de quesos de altísima calidad, según las antiguas tradiciones de los pueblos umbros y etruscos que consistía en queso almacenado en cuevas o fosas a resguardo del sol y de los insectos, sacándolo después de la primera tormenta de septiembre.

Quesería Facchini Walter: el especialista en queso de fossa

Walter Facchini es un cultor y productor de queso pecorino de fossa. Cultor porque conoce muy bien el territorio y el valor añadido que los recursos naturales, como estos lugares, pueden aportar al queso. Se habla de aromas y sabores peculiares que solo este tipo de maduración puede garantizar. Walter sostiene que las razones por las cuales el queso se maduraba en estos lugares están vinculadas a las condiciones históricas del período. En aquellos tiempos, los pastore umbros-etruscos estaban obligados a ocultar su producción láctea de los saqueadores y encontraron en las cuevas un refugio válido. Al terminar el período más difícil, lo sacaban y lo comercializaban; era particularmente apreciado por los romanos, por lo que continuaron utilizando esta técnica. Hoy en día, como él mismo afirma: "no es la fossa la que hace el queso, sino el propio queso". Un gran número de bacterias presentes en los quesos han generado un ambiente adecuado para su proliferación y esto lo hace único. Aún hoy se conservan los tradicionalísimos métodos de producción de los quesos Facchini: después de la cuajada de la leche, su queso se sala en seco y luego se coloca en las famosas fosas a una temperatura de aproximadamente 10 – 15 grados, permitiendo así el desarrollo de todos los aromas y sabores más auténticos.