Grimaldi

Grimaldi es una bodega familiar que te ofrece excelentes vinos típicos piemonteses, expresión directa de la extraordinaria variedad enológica y de un terroir único.

Grimaldi: cuatro generaciones de viticultores

La historia de los Grimaldi se hunde en las raíces campesinas de las Langhe, en Valle Talloria, a principios del siglo XIX, cuando los campos de trigo crecían entre las vides y cada granja tenía, junto a la bodega, el establo donde se criaban ganado de calidad Fassona Piemontese. El abuelo Giuseppe cultivaba excelentes uvas de dolcetto, la variedad principal de la zona de Diano d’Alba, que, tras la vendimia, cargaba en la carreta y llevaba al mercado de Alba, donde eran compradas por los vinificadores.

En la posguerra, el hijo de Giuseppe, Carlo Grimaldi, comenzó a embotellar bajo el nombre de la familia. Comenzaron los trabajos de modernización de la empresa agrícola y de racionalización de los viñedos para valorizar las expresiones varietales de las uvas autóctonas y elevar la calidad de los vinos producidos. Con visión y perspicacia, Carlo comprendió la importancia que la variedad nebbiolo tendría en la enología piemontesa y luego en la internacional. Fue a principios de los años 50 que se embotellaron las primeras cosechas de Barolo y Barbaresco, que hoy en día siguen siendo los vinos emblemáticos de la bodega y hacen de Grimaldi una realidad histórica de las respectivas denominaciones.

En 1967 se construyó la nueva bodega en la localidad de Groppone, que sigue siendo la sede de la actual empresa vitivinícola. El Groppone, del piamontés grupun, es una larga ladera de colina rodeada de viñedos que forman parte del Sorì del Montagrillo. Entre los años 70 y 80, los Grimaldi adquirieron viñedos de nebbiolo de Barolo en el municipio de Roddi, cru Bricco Ambrogio; en Diano d’Alba, dentro del cru Sorano; e implantaron el viñedo Bricco San Biagio en La Morra. Con la llegada del nieto Luigino Grimaldi, en los años 80 y 90, los vinos Grimaldi comienzan a ver una expansión más allá de la península con una comercialización en el extranjero incluso fuera de las fronteras europeas.

En 2013 entra en juego Elias, hijo de Luigino, con la importante tarea de continuar un siglo de tradición vitícola en una de las tierras más propicias del mundo para la producción vinícola.

Desde cuatro generaciones, la familia Grimaldi cultiva los mejores viñedos de Langhe y Roero, embotellando las denominaciones más prestigiosas de la zona: Barolo, Barbaresco, Nebbiolo d’Alba, Dolcetto di Diano d’Alba y Dolcetto d’Alba, Barbera d’Alba, Roero Arneis, Gavi, Moscato d’Asti y Langhe Chardonnay.

Vinos Grimaldi: un vínculo entre pasión y emociones

En más de un siglo de trabajo en la viña, en estrecho contacto con la tierra y la vid, los Grimaldi han aprendido a reconocer las zonas más propicias, que han valorado implantando las mejores variedades en relación a suelos, altitudes, microclima y exposiciones.
El estilo de los vinos Grimaldi respeta la tradición, exaltando las características afrutadas y aromáticas de las variedades de Langhe y Roero, cuya vinificación se realiza de manera delicada, sin forzar, con el fin de obtener vinos bien estructurados pero listos, de excelente cuerpo y buena bebida. Las uvas se trasladan a la bodega inmediatamente después de la vendimia manual y son pisadas y despalilladas aún frescas de manera suave, para preservar las bayas lo más intactas posible y favorecer buenas cesiones mosto-cáscara.

El objetivo de la bodega Grimaldi es favorecer a la vid en el logro de la maduración perfecta de los racimos.
La vendimia es totalmente manual, calibrada según los tiempos de maduración de las distintas variedades y de las parcelas individuales, para llevar a la bodega un fruto fresco y fragante, capaz de transferir las características de la variedad desde el terroir a la copa.

Los vinos firmados por Grimaldi son el fruto de un trabajo cuidadoso en la viña, del esfuerzo entre las filas, de la experiencia en la bodega, de la tradición y del diálogo con los gustos del mercado. Vinos típicos, aromáticos, capaces de expresar su terroir con elegancia, sin renunciar nunca a la simplicidad y a la facilidad de beber.