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"Trabajamos con gran pasión para que Conegliano tenga el mismo prestigio que Reims, Valdobbiadene el mismo encanto que Epernay y el Prosecco la misma notoriedad que el Champagne". Así Gianluca Bisol, hijo de Antonio Bisol, describe el trabajo de la bodega familiar famosa a lo largo de los siglos por su innato amor por la tierra y sus frutos.
Bisol: una pasión secular por la tierra
Las primeras testimoniales se encuentran ya a partir del siglo XVI y atestiguan la presencia de la familia Bisol en el corazón histórico de la zona de producción del Prosecco, es decir, el territorio denominado "Chartice", la actual prestigiosísima colina de Cartizze. Son cinco los siglos de historia a través de los cuales se desarrolla un relato familiar que abarca 21 generaciones, y todas tienen en común el amor por el territorio y el vino.
Eliseo Bisol tuvo que enfrentarse a las dificultades provocadas por el primer conflicto mundial, y se vio obligado a detener temporalmente el pequeño pero floreciente comercio que había establecido al comienzo del siglo. El bloqueo de la actividad se debió a la localización del territorio de Valdobbiadene, exactamente en la frontera que oponía al ejército Austro-Húngaro con el Italiano. A mediados de los años veinte, la actividad vitivinícola de la familia recuperó su energía, recobrando vigor gracias a Desiderio Bisol, hijo de Eliseo. Apodado Jeio por su esposa, Desiderio en el segundo posguerra buscó los mejores terrenos para comprar entre las colinas de Conegliano y Valdobbiadene, para dar a sus vinos las características de esos territorios. Jeio luego confió a sus hijos los diferentes roles empresariales: a Antonio la administración, a Eliseo la parte enológica, a Aurelio los viñedos y a Claudio la gestión general de la empresa.
Para todas las generaciones que han seguido, la tierra siempre ha estado en el centro de la atención. El área de Conegliano Valdobbiadene es el territorio de elección del Prosecco Superiore y comprende 15 municipios de colinas de la alta marca trevigiana. Esta zona se caracteriza por la generosidad de la tierra, muy difícil de trabajar debido a la conformación de sus colinas. Los terrenos son escarpados y los viticultores trabajan a mano en los viñedos con esfuerzo y dedicación. Las colinas están situadas entre el Mar Adriático y las Dolomitas, y esta posición garantiza un microclima excepcional: ventilación constante, perfecta exposición solar y adecuada oscilación térmica. Todos estos factores combinados han permitido al vitigno Glera una producción vitivinícola reconocida en todo el mundo.
La Bodega Bisol: una joya escondida entre las rocas
Excavada dentro de la preciosa roca y en la tierra del Prosecco, la Bodega Bisol es un tesoro que conserva perfectamente algunas de las bottiglie storiche Bisol, las más prestigiosas producidas a lo largo de los siglos. En todos los períodos del año la temperatura se mantiene entre los 10 y los 15grados centígrados.
La bodega familiar se presenta exactamente igual a como fue construida, manteniendo cada detalle original desde siempre. Por esta razón, este lugar evoca emociones envolventes y sensaciones intensas para quienes la visitan.