Cantina Sandro De Bruno

La bodega está situada a 600 metros sobre el nivel del mar, en suelos volcánicos del Monte Calvarina, en la zona de Lessini Durello y Soave DOC, produce vino con pasión desde hace tres generaciones, con una perspectiva de sinergia y armonía con la naturaleza, con el objetivo de interpretar y valorar las variedades autóctonas de esta zona, creando un producto que custodia la tradición y la identidad de nuestro territorio. 

La Empresa Agrícola Sandro de Bruno, dirigida por Sandro Tasoniero y su esposa Marina Ferraretto, nace en 2002 con el objetivo de producir vinos que representen lo mejor de la vocación del territorio en el que nacen.

inmersa en la zona de Soave y los Montes Lessini

Entre los municipios de Montecchia di Crosara y Terrossa di Roncà, tierras volcánicas y especialmente propicias, que ofrecen un panorama espectacular. Pasión, dedicación y respeto por la naturaleza son las palancas fundamentales que guían el trabajo y los procesos empresariales y productivos. La Empresa Sandro De Bruno quiere proponer una idea personal y sencilla de vino, extrayendo del territorio todas las peculiaridades que la vid puede ofrecer. En la bodega, como en el viñedo, se garantiza la máxima atención y cuidado a la calidad del producto, logrando así vinos de larga duración y en continuo mejora, capaces de emocionar con el tiempo. 

Sostenibilidad, Ecología y Protección del medio ambiente natural

El objetivo es crear un vino capaz de custodia la tradición y expresar lo mejor de la identidad del territorio. La empresa cree firmemente en el respeto por la naturaleza, el tiempo y la tradición. La misión es preservar y valorar el territorio y dejar un recuerdo que siga emocionando. Se trabaja aplicando los principios de la Agricultura Integrada y Sostenible en todos los procesos que nos permiten obtener nuestro vino, desde el viñedo hasta la bodega. Esto implica el uso de técnicas agrícolas ecológicamente sostenibles y compatibles con la protección del medio ambiente natural para preservar el recurso ambiental. Las intervenciones, por tanto, se reducen al mínimo indispensable, dirigidas solo a la necesidad y con el fin de buscar un equilibrio natural y estable sin interferencias con la naturaleza. Los fertilizantes son solo de tipo orgánico y certificado, sin ningún producto de síntesis química, al igual que la eliminación de malas hierbas en el viñedo, que se realiza sin el uso de herbicidas de síntesis. La experiencia ha enseñado que, al hacerlo así, además de no obstaculizar los biorritmos naturales de las plantas y de los seres vivos, con el tiempo se obtienen mejores resultados en términos de calidad y salud para el consumidor, además de ser social y éticamente correctos, integrando el bienestar de las personas con el de la tierra. Lo que está en la base de este método de trabajo es la voluntad de seguir la evolución natural de los elementos para permitir que las especies animales y vegetales completen sus procesos naturales, que encuentran equilibrio gracias a un trabajo de milenios.

Elementos fundamentales

Los elementos fundamentales que apoyan el trabajo son el compromiso, la constante búsqueda y la innovación, así como el respeto y el cuidado de los tiempos, ritmos y procesos evolutivos. Tradición y tecnología se encuentran y participan sinérgicamente en la transformación de las uvas en vino. A través del uso de maquinaria innovadora y la aplicación de tecnología física no invasiva, las uvas se prensan de manera suave y delicada, sin incurrir en la laceración de las bayas, rememorando así la tradicional pisada de uvas con los pies. El uso de esta tecnología permite, además, controlar y mantener una temperatura constante muy baja durante el procesamiento de las uvas y, mediante el uso de productos no invasivos, como el nitrógeno, se puede limitar a dosis bajísimas el uso de antioxidantes para la conservación.

Hemos creído firmemente y querido invertir en estas tecnologías innovadoras para obtener vinos lo más fieles posible a la tradición: genuinos, saludables y, por ende, de calidad.