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Cantina Luteraia se encuentra en Montepulciano, en el corazón de la Toscana. Un viñedo mágico, donde cinco tipos diferentes de suelo dan vida a vinos naturales, índigo y biodinámicos. De nonno Marino a Sergio y ahora Andrea, el productor actual: en este lugar arraiga la familia Paolini, que durante generaciones cuida del viñedo y de la naturaleza que los rodea con respeto, perseverancia y pasión. La experiencia de cada uno de ellos da vida a vinos que los representan.
Filosofía
Cosecha manual en vendimia, para crear un vínculo íntimo que se transmite desde la noche de los tiempos. El vino no é solo una bebida, sino algo mágico, capaz de generar en quien lo degusta un bienestar general.
Compost sinérgico, biostimulante natural, hielo seco, cristales en fermentación, fases lunares y días de flor y de fruta del calendario biodinámico son los ingredientes que dan vida a los vinos sensoriales de la Cantina Luteraia.
La "Filosofía Índigo" es una estrategia que utiliza Cantina Luteraia para permitir que el vino cambie de color de rojo a índigo, a través de procesos naturales. El vino se produce utilizando innovadores sistemas “energéticos” con la ayuda de cristales naturales, como el Cuarzo Rosa, el Lápiz Lazuli, la Obsidiana Roja y el Cuarzo Amatista, capaces de transformar las características del alcohol de “rojo” a “índigo” y dar un toque de magia a las absolutas excelencias de esta Bodega. Los Vinos Índigo se beben con mucha facilidad, transmitiendo un profundo estado de serenidad y bienestar en aquellos que los degustan.
El viñedo y los vinos se tratan de manera Holística utilizando la "Filosofía Índigo". Durante la temporada, el viñedo se trata con el “Plasma marino”, generado por la combinación de un Biostimulante y Aceites esenciales de formulación propia. En primavera, cada planta recibe su “compost sinérgico” hecho de pasta de uva, residuos de vino, aceites esenciales, plantas medicinales y materia orgánica ovina o bovina.
Los Secretos de la Bodega
Estos son los secretos de los vinos Luteraia: hielo seco, cristales en fermentación espontánea y afinación, presiones suaves, remontajes distintivos, delestage y luego madera con viejas pero perfectas barricas de roble francés, y finalmente la botella donde el jugo de uva fermentado puede finalmente convertirse en vino, adquirir carácter y hacer resaltar cada una de sus cualidades.
Cristales y ciclos lunares
Al inicio de la fermentación, cada barrica se inocula con el Pie de Cuvée, es decir, una parte de las mejores uvas recogidas anticipadamente y pisadas a pie descalzo, que luego se dejan fermentar de manera natural. Luego, hielo seco para la mejor extracción del color y de los aromas.Siguiendo las fases lunares y preferentemente en luna creciente, el proceso comienza con los cristales, dinamizándolos en el vino en fermentación y afinación durante al menos seis ciclos lunares, en días de flor o fruta del calendario biodinámico de Steiner. La Luna creciente vuelve magnéticos los vinos. En los días de flor o fruta, el vino está en su máxima expresión vital, organoléptica y gustativa.
Los Cristales en el vino aumentan su vitalidad, permiten disminuir sensiblemente la adición de sulfitos y otros productos químicos, mantienen activa una frecuencia de bienestar durante toda la duración del vino, así como mejoran las características de cada varietal, enfatizando las cualidades y limitando las aristas. Aquí, trabajar con cristales en la vinificación también significa devolver al vino a sus orígenes, neutralizando los efectos nocivos de campos electromagnéticos.
Dar a la tierra los minerales y dar al vino cristales, cierra el círculo bajo el signo de una innovación que realmente se pierde en las leyendas que tienen más de treinta mil años, como la de Lemuria, de la cual nace el mejor vino.
Degustar un vino de Cantina Luteraia significa quererse a uno mismo y vivir una experiencia mágica, única.