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Estamos en Siusi, en uno de los valles más bellos del Alto Adige. Entre el verde de los prados y el azul del cielo, el macizo de Sciliar, un panettone de aproximadamente 3000 metros con un final puntiagudo, inmortalizado por una gran realidad confitera en sus empaques. Aquí, la familia de Florian Rabanser se dedica aún en la antigua masía a la práctica de la destilación. Una tradición que se transmite desde el lejano 1300.
Florian es un personaje ecléctico que se divide entre su pasión por la producción de destilados y un hermoso hotel, el Florian. No produce grandes cantidades de destilado, ya que su realidad debe someterse a una ley arcaica, pero aún vigente, que limita a 300 litros la cantidad de alcohol que se puede producir por familia en Alto Adige. Por este motivo, Florian ha decidido apostar todo por materias primas de gran valor, territoriales e identificativas de la cultura y la tradición sudtirolesa. Las vinazas se recuperan del amigo Klaus Lentsch, cuyos vinos pueden encontrar en este sitio.
Una sola divagación para el Gin y el Rhum, la gran pasión de Florian: productos que alcanzan incluso los 60 grados, en su plena medida. La maestría artesanal de Florian también se nota en la producción de etiquetas elaboradas a mano para este último producto de altísimo nivel. El aire puro del Alto Adige y la maníaca atención a los detalles hacen de estos destilados una joya completamente italiana.