Al hacer clic en SEGUIR y confirmar su registro, empezará a recibir actualizaciones por correo electrónico y en su área privada cuando introduzca un nuevo producto, inspiración o contenido relacionado con este fabricante.
Al hacer clic en SEGUIR y confirmar su registro, empezará a recibir actualizaciones por correo electrónico y en su área privada cuando introduzca un nuevo producto, inspiración o contenido relacionado con este fabricante.
La historia de la Casearia Carpenedo comienza a principios del siglo XX. Antonio Carpenedo, desde niño, suele ayudar a su padre, Ernesto, en la tienda, creciendo en este ambiente. La aventura de Antonio comienza en 1969 con la "Casata", hoy conocida como "Casatella Trevigiana DOP", producto con el cual gana el "SPINO D'ORO" en la ciudad de Thiene y con el Montasio gana la Medalla de Oro al Montasio DOP.
La actividad de afinador comienza en 1976, cuando Antonio se entera de una tradición de los campesinos en la zona del Piave durante la Primera Guerra Mundial: la de poner las formas de queso bajo las vinazas en fermentación para esconderlas y protegerlas de las rapiñas de los soldados.
Antonio, impactado por este relato, se deja guiar por una intuición que lo lleva a realizar las primeras formas de "queso bajo vinaccia", descubriendo cómo el afinamiento con vino puede enriquecer el queso con cualidades, colores, sabores y aromas únicos.
Algunos años más tarde decidirá registrar la marca "Ubriaco", la primera importante marca registrada por la Casearia Carpenedo.
Antonio es el primero en introducir en el mercado el célebre queso "Ubriaco".
Hoy, la Casearia Carpenedo es la empresa líder en Italia en lo que respecta al afinamiento, técnica que, a través de procesos de fermentación natural, logra transformar el queso en algo especial.
Muchísimos productos ellos los aman definir como "Productos de Bodega".
Antonio Carpenedo
La infancia transcurrida entre los estantes de su padre le ha dejado una impronta de sabores genuinos, de verdades sabrosas que han permanecido mágicamente guardadas en los estantes de su memoria. Compartimos una hermosa reflexión suya sobre su pasado y su presente.
«Recuerdo las viejas tablas de madera llenas de quesos en maduración, aprendiendo la importancia de la temperatura, la humedad, el tiempo y el ambiente. Siempre he considerado el queso algo vivo, una criatura capaz de evolucionar extraordinariamente acariciada por las manos rugosas de papá, que de vez en cuando golpeaba la corteza casi pidiendo permiso. Luego metí las manos en la masa dando vida en primera persona a los quesos en mi quesería. Qué espléndida y rica aventura hacer queso, aprovechando los años en la tienda, completando así un rompecabezas que lleva años sobre la mesa de la vida, aún incompleto. ¿Cómo transferir esos sabores perdidos, cambiados después de la guerra? Crear, madurar, afinar y luego transformar un queso en una emoción. Mi método, el método Antonio Carpenedo, era la respuesta, con el primer queso Ubriaco, el Ubriaco di Raboso, que pronto cumplirá cuarenta años. Con él he puesto todo de mí para casar el vino con los sabores de la tierra, para volver a emocionarme y hacer que ustedes vivan instantes e instintos, ya no distantes y distintos de los gustos. Porque la diferencia la hacen los detalles. La experiencia me ha dado la capacidad para preparar el queso para acoger los sabores.
Este proceso es a menudo ignorado por muchos. Lograr evolucionar un queso para ser luego afinado es parte fundamental para crear un producto único, porque cambiamos sus características organolépticas. Se transforma completamente y se convierte en un contenedor de sabores, un banco de aromas, ya sea que hablemos de vino, especias o heno. Siempre digo que el queso se enamora y gracias a esto se completa para regalarnos emociones únicas.
El trabajo comienza con el amor por los animales, dándoles buena comida para poder tener una excelente leche, sana y rica en aromas para transferir, mantener y realzar en la maduración. Sin este control de toda la cadena, cualquier tipo de procesamiento posterior sería inútil y por debajo de mis expectativas. Cada eslabón de esta cadena es importante para obtener un resultado excelente y duradero.
En mi vida he intentado poner amor en todo lo que hago y he querido celebrar a mi esposa y nuestra unión con el Blu 61, porque ha sido y es quien me completa. 50 años compartiendo un sueño, esfuerzo y satisfacciones, todo dentro de mis quesos, que imagino, creo y afino desde hace casi 40 años.»